Vergüenza ajena, asco, indignación:
Ahora resulta que para revertir la imágen de malos empleadores no se les ocurre mejor idea que salir a reclutar gente nueva con el versito de que "este es el mejor lugar para trabajar" "Nuestra Gente es Nuestra Fuerza" (así, todo con mayúsculas porque parece más importante y sentido), etc.
Hablan de diversidad, eso sí: si yo fuese a postularme tendría cuidado de que mis características "diversas" no incluyan cosas como interés por la política, los reclamos gremiales y esas cosas de gente que no quiere trabajar.
Un asesor de imágen por ahí por favor.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
lunes, 28 de septiembre de 2009
Avalar o no, parte II
Para seguir viendo cómo la postura frente a un conflicto repercute en la cobertura de otro (ahora desde la vereda opuesta):
Página/12 me sorprendió: El diario que se ubica (dentro del espectro de los de mayor circulación) más hacia la izquierda no hizo de este tema su tema de tapa ni central en la edición del sábado 26/09.
En cambio, eligió priorizar el tema del G-20, que deja bien parado al Gobierno Nacional ya que comenzaría a ser parte de esta nueva instancia de participación internacional. Más aún, en la -única- nota que le dedica al tema realiza algunos contrapuntos y divisiones preocupantes: divide al sector reprimido en "manifestantes" y "obreros", como si fuesen actores distintos (suena a coletazo de las afirmaciones de Daer y Moyano, quienes no apoyaron la protesta por estar "demasiado politizada"). Por otro lado, comienza la nota explicando la extensión de la toma de la fábrica y las promesas de Kraft, casi como un justificativo del accionar policial. Si a esto le sumamos que en el copete de la nota se cita a un juez justificando la medida por la “la intransigencia de las partes”, tenemos el panorama completo (habría que agregar algunas posturas un tanto más críticas que se ofrecen en la parte central de la nota, aunque eran inevitables).
El conflicto de Terrabusi sólo es mencionado una vez más en ese diario el sábado en la contratapa de Osvaldo Bayer, que merece un análisis separado:
Desde el título "La solidaridad no se rinde", hasta el elogio de la solidaridad aislada a hechos concretos y en general poco polémicos (¿quién puede oponerse seriamente en el 2009 a repudiar y recordar la Noche de los Lápices?), dulcifica el contexto actual y resta importancia a la violencia aplicada en Terrabusi, relegándola a un párrafo. Un párrafo que ni siquiera tiene en cuenta la represión si no que se limita a denunciar a empresas que despiden trabajadores. Basta leer esta frase: "Hay otras fuerzas que van surgiendo cada vez más. La auténtica democracia, la que surge del llamado espontaneísmo de las bases." para ver cuáles son los reclamos que Bayer encuentra más fácil reivindicar.
Una vez más resulta llamativo que el diario que más suele apoyar a los trabajadores en huelga y más eco se hace de cuanta marcha o protesta tenga lugar en el país haya resuelto optar por un enfoque conservador a la hora de narrar los hechos del viernes 25/09. Como para Clarín (aunque en el sentido opuesto), habría que preguntarse si su posición respecto del Gobierno Nacional no le está haciendo cambiar su postura habitual.
Hasta La Nación tituló con más vehemencia y le asignó más gravedad al hecho.
Avalar o no, esa es la cuestión
Ya sé que el tema criminalización de la protesta es un cliché en estos días. Pero no tengo ganas de hablar de la ley de medios (o quizás sí, un poquito, ver más abajo) y hacía mucho que no subía nada acá.
El tema tiene que ver, por las dudas, con la represión policial en la fábrica de la ex-Terrabusi, actual Kraft Foods, que terminó en detenidos y heridos.
Lo que me llamó la atención este sábado fue la cobertura del hecho que realizó Clarín. Ésta no escatimó en fotos más que elocuentes y no se privó de adjetivos como "violenta", además de incluir en las casi 4 páginas que le dedicó a la noticia (las 4 primeras del diario) una pequeña nota sobre el supuesto "cambio" en la política del gobierno con respecto a la represión y
criminalización de la protesta.
La premisa principal de esa reflexión fue la siguiente:
"Ha habido muchos conflictos gremiales en la era Kirchner. Paros, marchas, bloqueos de accesos, plantas tomadas... En todos el discurso oficial fue "no criminalizar la protesta", y dominó la actitud prescindente."Al respecto, dos cuestiones:
¿Clarín ha sido siempre así de crítico de la represión policial? Uno tendería a pensar que no.
¿No será que quizás está exagerando un tanto su indignación debido al enfrentamiento evidente que mantiene por estos días con el Gobierno Nacional?
¿La era Kirchner, como la nombra el periodista de Clarín, ha sido realmente tan tolerante con la protesta como se dice? ¿O es esto lo que quiere instalar el diario para no verse obligado a explicar su falta de indignación ante los hechos de este tipo ocurridos en el pasado?
La primera pauta la dan los cantitos que el mismo diario recoge de los manifestantes que apoyaron durante todo el día a los empleados de Kraft con cortes en el centro de la ciudad:
"Mira Cristina / qué popular/ es el Gobierno con más presos por luchar"
Igual reconozcamos que los cantitos, si bien retoman reclamos populares, no son una agencia de noticias confiable. No obstante, más allá del folklore de una marcha, el hecho de que el mismo diario que asume que las presidencias Kirchner no reprimieron ni criminalizaron hasta ahora las protestas los cite, da qué pensar.
Y para pensar, sirven las fuentes que se ocupan de esto:
Correpi 1 ver apartado "Más crisis, más represión"
Correpi 2
También en otro apartado de la misma página, un ilustrativo resumen de los Kirchner y su política de represión:
"...es el poder ejecutivo el que comanda a todas las fuerzas de seguridad, el que instala batallones de gendarmería en Las Heras, el que tiene ministros como Ginés García, que acusó a los trabajadores del Garrahan de Terroristas por luchar por sus derechos, como Alberto Fernández que manda a su patota a reprimir a los trabajadores del Francés, o como el ex duhaldista Aníbal Fernández, que dice que nosotros somos la izquierda siniestra."Después de esto, creo que está claro que Clarín no se encarga de seguir y denunciar religiosamente la política represiva de los Kirchner. Y mucho menos lo hace al márgen de cualquier otro interés.
martes, 15 de septiembre de 2009
¿No hay uno sin dos?
Hoy a la mañana TN informaba sobre la medida de los trabajadores del subte que, como parte de su reclamo por un gremio que los represente como tales y deje de igualarlos con otros de otros medios de transporte, decidieron cerrar las boleterías y abrir los molinetes.
El notero -cuyo nombre no conozco ni pretendía divulgar- relataba las imágenes:
-"Bueno, acá estamos viendo cómo los pasajeros pasan gratis, en una medida que perjudica a la empresa ya que no cobra estos pasajes".
En un momento la cámara enfocó un subte que llegaba a la estación, en cuyo andén esperaban muchos pasajeros para poder subir. Algún desperfecto técnico -o quizás una maniobra de la patronal- hizo que la formación no abriera sus puertas y los pasajeros no pudiesen subir. Apenas algunos segundos más tarde una nueva formación llegó y "los usuarios" (sujeto preferido por TN) pudieron subir y comenzar su viaje. Las quejas, sin embargo, no faltaron y el notero aprovechó:
-"Acabamos de presenciar el primer incidente en esta protesta. Seguiremos informando en el transcurso de la mañana..."
¿Por qué suponer que fuese a ser el primero de muchos? ¿No podía ser simplemente un incidente?
¿Era realmente necesario hacer esa asunción que de hecho caracteriza a las protestas gremiales como algo necesariamente violento o plagado de incidentes (teniendo en cuenta que "incidentes" es una palabra que rara vez se utiliza con sentido distinto al que la asocia a represion, violencia, golpes, etc.)?
El notero -cuyo nombre no conozco ni pretendía divulgar- relataba las imágenes:
-"Bueno, acá estamos viendo cómo los pasajeros pasan gratis, en una medida que perjudica a la empresa ya que no cobra estos pasajes".
En un momento la cámara enfocó un subte que llegaba a la estación, en cuyo andén esperaban muchos pasajeros para poder subir. Algún desperfecto técnico -o quizás una maniobra de la patronal- hizo que la formación no abriera sus puertas y los pasajeros no pudiesen subir. Apenas algunos segundos más tarde una nueva formación llegó y "los usuarios" (sujeto preferido por TN) pudieron subir y comenzar su viaje. Las quejas, sin embargo, no faltaron y el notero aprovechó:
-"Acabamos de presenciar el primer incidente en esta protesta. Seguiremos informando en el transcurso de la mañana..."
¿Por qué suponer que fuese a ser el primero de muchos? ¿No podía ser simplemente un incidente?
¿Era realmente necesario hacer esa asunción que de hecho caracteriza a las protestas gremiales como algo necesariamente violento o plagado de incidentes (teniendo en cuenta que "incidentes" es una palabra que rara vez se utiliza con sentido distinto al que la asocia a represion, violencia, golpes, etc.)?
jueves, 3 de septiembre de 2009
Ah, ¿no se llama así?
Ley para controlar medios: empujones y agresiones en el inicio del debate
El debate por la ley de medios audiovisuales arrancó hoy. Y Clarín no sólo está nervioso si no que ahora no lo disimula ni un poco. La ley es de medios, sí. Que sea para controlar medios ya queda a cargo de la redacción del diario.
Lo podemos discutir, de hecho el debate probablemente de para mucho más que el tiempo que le quieren otorgar para poder aprobarla de taquito antes del 10 de diciembre.
Pero cambiarle impunemente (sin comillas, ni bastardilla, ni ninguna otra forma de hacerse cargo) el nombre a la ley es hacer demasiado evidente que es Clarín quien quiere controlar. A los lectores.
El debate por la ley de medios audiovisuales arrancó hoy. Y Clarín no sólo está nervioso si no que ahora no lo disimula ni un poco. La ley es de medios, sí. Que sea para controlar medios ya queda a cargo de la redacción del diario.
Lo podemos discutir, de hecho el debate probablemente de para mucho más que el tiempo que le quieren otorgar para poder aprobarla de taquito antes del 10 de diciembre.
Pero cambiarle impunemente (sin comillas, ni bastardilla, ni ninguna otra forma de hacerse cargo) el nombre a la ley es hacer demasiado evidente que es Clarín quien quiere controlar. A los lectores.
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