Ahora dicen que cuando terminaron de armar el diccionario echaron a quienes habían estado encargados de esa tarea, por estar demasiado calificados para trabajar en Clarín.
Otros dicen que ellos mismos se habrían suicidado, luego de ver cómo la lengua española que tanto se ocuparon de estudiar era bastardeada todos los días en esa publicación.
jueves, 28 de abril de 2011
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